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jueves, 11 de junio de 2020

Fotografía: 1170 - Escalera al cielo

@Gropium1

La velocidad terminó con mi vida. Ser rico y conducir coches potentes y caros no te da la vida eterna, solo te da prestigio entre las clases altas y te diferencia de los que menos tienen. Ahora, segundos después del último suspiro, me tocaba subir las escaleras para ser juzgado por una vida llenar de egoísmo, juergas, noches interminables de sexo, mucho alcohol y drogas, y si soy sincero no habitaré en el cielo, en el Edén, sino en las tinieblas del Hades. Pero para eso tenía que subir esas pesadas escaleras y someterme a un juicio que solo iba a humillarme con todos los que aquel día subían por donde yo iba. No esperaba nada de todo esto, sino solo la condena eterna donde me encontraría con viejos conocidos ya muertos y muchos amigos de mi padre que construyeron un imperio económico a base del robo. Allí no era nadie, de nada valía mi éxito ni mi dinero, tenía que dar la cara y la tenía que dar ya antes que me derrumbara. Y asi fue, no pude defenderme de todas y cada una de mis acusaciones porque todo lo que allí se dijo era cierto, no había nada que yo pudiera refutar. Mi condena fue horrorosa, me mandaron a trabajar, ¡a trabajar! como uno más de los productores de este mundo con un sueldo tan ajustado que ni las ratas podrías sobrevivir con el. Hubiera preferido  haber sido condenado a arder eternamente en el infierno la verdad. Creo sinceramente, mientras vendo hamburguesas a las pesadas familias que acuden a pasar la jornada al McDonald´s, que esta condena ha sido injusta.  

Gropium

#fotografía #laiglesueladeltietar: 1167 - licántropos

@Gropium1

Después de mirar al cielo, en esta tarde noche  de invierno, sabía que me tocaba trabajar y ya solo de pensarlo me agotaba. Pero así era mi naturaleza desde que nací y había que aceptarlo. Sobre las 12 de la noche, con la luna arriba, luna llena claro, nos tocaba alimentarnos a los de la manada de licántropos que una vez al mes teníamos que salir a nuestro pesar. Y no era difícil ya que nuestro instinto animal imperaba sobre el humano y solo hay que dejarse llevar. Hoy cazaríamos para comer lo que se pusiera en nuestro camino, pero casi siempre, eran seres humanos mayores, es decir jubilados, que son lo que menos tienen que perder por su dilatada vida, y son lo que no tienen miedo a ir solos en las noches de luna llena. Los niños, la carne fresca casi recién hecha, era muy difícil ya que era muy complicado verlos solos a esas horas gracias al celo de sus padres y al colegio que le hacían madrugar. 
Lo curioso del asunto es que los miembros de la  manda cuando éramos humanos no nos conocíamos pero al convertirnos en hombres lobo nuestro olfato nos identificaba perfectamente a todos. 
Me fastidiaban estas noches puesto que yo, como humano, como ser que piensa y razona, soy vegano, molestándome  enormemente tener que sacrificar a un ser vivo para satisfacer mis necesidades culinarias y encima, ver sufrir a nuestras víctimas. 

Gropium

jueves, 4 de junio de 2020

#Fotografía #laadrada: 1166 - Las Meninas

@Gropium1
En uno de esos días culturales que uno tiene me dio por visitar el museo del Prado. Allí absorto ante tanta belleza y ante tanta minuciosidad me quede observando como el que no  quiere la cosa, el cuadro de Las Meninas de Velázquez y concretamente el perro  que sus pies estaba tumbado pero cual es mi sorpresa cuando veo que todas esas meninas, meninas reales, empiezan al bailar jotas castellanas al ritmo de una dulzaina como si fueran el populacho en un día de fiesta. Qué sensación mas rara ya que estaba solo ante esos monumentales pasillos abrumado por el arte de todos los tiempos y lugares. Como un tonto seguí observando como el que ve Telecinco en el bar del barrio hasta que esta danza endiabladamente bonita dejó de sonar, y cada una de ellas volvió a su lugar en el lienzo que Velázquez les asignó. Confuso me pregunte ¿esta exhibición será todos los días a la misma hora? como en la COPE con el Ángelus a las 12. No lo sé la verdad pero me gustó ya que creía que era un gran observador afortunado al poder gozar de este espectáculo tan especial solo realizado para mi. Al volver a casa y tomarme las pastillas de la alergia a las malditas gramíneas que cada primavera martillean mi salud, me dio por leer los efectos secundarios y ahí se encontraba las respuesta, no se podían tomar esas pastillas con alcohol ya que uno de sus efectos eran producir alucinaciones.  Intenté interiorizar machaconamente esta advertencia de los laboratorios Bayer pero ver bailar a las Meninas era algo que merecía la pena. Valiente como no hay otro, al día siguiente repetiría la hazaña pero esta vez con la maja desnuda del mismo autor porque ya que me juego la vida experimentando sobre mi cuerpo estas bonitas sensaciones quiero por lo menos tener una tarde de sexo aunque sea de una mujer, de una espléndida mujer del siglo XIX. 

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