Ya no hay ventanas o si, pero enormes, llenas de lamas, que permiten que la luz invada espacios infinitos y que con los blancos interiores contribuyen a ese placentera sensación que la luz provoca en nuestro interior. El único parapeto que lo nuevos espacios arquitectónicos tienen para anteponerse a la luz son esas "persianas" que como pestañas se abren y cierran precisamente adecuar los lugares a una determinada intensidad de luz ya que en una tarde de canícula cierta oscuridad también se agradece.
by mmc
@iarte2
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