La luz tiene sus juegos caprichosos que nos llaman la atención, ya sea por su belleza en todas sus formas o como acto más sutil de sus destellos inmaculados, los cuales, como acentos de una palabra, cambian su significado.
Y ante nuestros ojos no pasan desapercibidos, aunque solo sean un segundo, o en un segundo dado. El ojo, nuestro ojo juguetón, se mueve al captar esos actos casi milagrosos que se suceden permanentemente. Podrían ser estrellas rutilantes en ese cosmos, casi imperceptibles, que en alguna ocasión nos guiñan un ojo y que inmediatamente nos hacen recordar a alguien que ya no está, pero que seguramente se pasea por los confines del universo.
La imaginación o el pensamiento (la velocidad más rápida que existe) nos juega estas pasadas. Seguramente solo sea una cuestión química de nuestro cerebro, pero lo sentimos como algo que se mueve en nuestro interior, y eso siempre es precioso.
Light has its capricious games that draw our attention, whether through its beauty in all its forms or as a more subtle act of its immaculate flashes, which, like accents in a word, change its meaning.
And before our eyes, they do not go unnoticed, even if they last only a second, or in a given second. The eye, our playful eye, moves to capture those almost miraculous acts that occur permanently. They could be radiant stars in that cosmos, almost imperceptible, that on occasion wink at us and immediately make us remember someone who is no longer here, but who surely wanders through the confines of the universe.
Imagination or thought (the fastest speed that exists) plays these tricks on us. Surely it is only a chemical matter of our brain, but we feel it as something that moves within us, and that is always precious.
Dosmilcien
No hay comentarios:
Publicar un comentario