Estaba dispuesto a que este blog fuera de las artes mucho más atrevidas, más rompedoras, más actuales, pero la mayoría de las veces me tengo que detener en obras de arte de otros siglos porque hay cuadros, como este, que necesitan publicarse para el conocimiento del pueblo, y cuando digo pueblo no me refiero a pueblo sin conocimientos o atrasados en sus formas y aspectos (de los que siento un tremendo respeto y admiración) sino del pueblo con poder, con poder popular.
Qué puedo decir de este cuadro y de esta mujer, solo puedo hacer referencial al momento exacto donde el artista refleja en su lienzo este segundo en la vida de una joven. Ramón Casas ha captado su alma atrapada seguramente por unos celos que delatan esa mirada donde como la Gioconda, no somos capaces de discernir si sonríe o está seria, o si sufre o es feliz. Y no nos da igual, ni nos da lo mismo; porque el malvado autor nos hace partícipe de esa dualidad (casi todo el arte es dual como a mi me gusta llamarlo, cuántico) alegre/sufridora de nuestra protagonista.
Solo puedo deciros que este cuadro me encanta aunque podría dudar en un momento determinado si lo colocaría en mi muro de obras de arte ya que este no solo es lo bien y lo bonito que es o que está hecho sino también lo que nos hace sentir y como nos subyuga o no nuestros sentidos.
I was willing to make this blog about the most daring, most groundbreaking, most current arts, but most of the time I have to stop at works of art from other centuries because there are paintings, like this one, that need to be published for the knowledge of the people, and when I say people I do not mean people without knowledge or backward in their forms and aspects (for which I feel tremendous respect and admiration) but people with power, with popular power.
What can I say about this painting and this woman, I can only refer to the exact moment where the artist reflects on his canvas this second in the life of a young woman. Ramón Casas has captured her soul, surely trapped by jealousy that reveals that look where, like the Mona Lisa, we are not able to discern if she is smiling or serious, or if she is suffering or happy. And it does not make any difference to us, nor does it make any difference to us; because the evil author makes us part of that duality (almost all art is dual as I like to call it, quantum) joyful/suffering of our protagonist.
I can only tell you that I love this painting although I might doubt at a certain moment if I would put it on my wall of works of art since this is not only how well and how beautiful it is or how it is made but also what it makes us feel and how it subjugates our senses or not.
Dosmilcien
@Dosmilcien_2100
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