@lecorbusier2
Allí fui a disfrutar un largo momento de este regalo hecho por el TEATRO REAL para nuestros sentidos, lejos del mundanal ruido, donde la Plaza de Oriente era todo armonía producido por el sonido de las tres pantallas gigantes que se montaron para esta puesta de largo de I PURITANI, ópera que culminaba de alguna manera la SEMANA DE LA ÓPERA del Teatro Real. Se lo digo en serio, me resulta raro que en este país se apueste así de esa manera, es decir, a lo grande, por un acto cultural a nivel mundial que era esta semana de la ópera. A veces tenía la sensación de estar, fíjense ustedes mi atrevimiento, en un país europeo donde la cultura rige la vida de los ciudadanos con cosas de este tipo, pero no, luego todo se desmontó y volvimos a la dura realidad, es decir a los choriceos del PP, a la Belén Esteban como la princesa del pueblo y a los cotilleos de unos y de otros que a diario salen por televisión. En este clímax de efervescencia cultural llegue a pensar que si yo mismo estaba preparado para esto y no caería enfermo del bombardeo constante de notas, gorgoritos y puestas en escena, pero no, seguí sano como un roble. En ese estado catatónico me vino a la mente mi viaje a Viena donde permanentemente pasaban camiones de alguna agencia estatal dedicada a la música, la ópera y la danza, camino de los almacenes enormes que hay a las afueras de la ciudad (donde guardan decorados y demás cosas) y que abastecían con frenética actividad a los diversos teatros. Y es que allí señores estas cosas el estado intervienen de una manera activa porque pensarán los muy tontos de los austriacos, que la música en particular y la cultura en general, es importante. Aquí como estamos acostumbrados a ver pasar camiones de la Mahou pues me llamo la atención ese permanente paso de camiones.
Felicito al Teatro Real por todo ello y por la labor que hacen en esa parcela cultural y les animo a que sigan con estas iniciativas porque gracias a ello, por ejemplo, este que es escribe tiene la sana intención de sacarse un abono de temporada para escuchar esas grandes óperas que nos ofrecen.
