Notte strellata de Vicente Van Gogh es una de las copias que cuelga en el salón de mi casa. Es el consuelo de los pobres poder contar con obras de este tipo para de rato en rato, de tarde en tarde, de lunes a domingo, poder observar este paisaje nocturno con total admiración. Y cuando tengo ese rato de abstracción, con la mirada que va mas allá de la propia lámina, quiero ponerme en la piel de su autor y querer ver la naturaleza con esos ojos que la hacía Van Gogh. Quiero poder observar todo lo circundante con esos colores y con esos movimientos estrellados. Quiero sentir esa visión permanentemente en mi interior y disfrutar de esas explosiones de color. Pero quizás sea demasiado caro poder ver todo en esas condiciones si con ello tengo que caminar a la locura, como lo haría él. Un precio, creo yo, demasiado caro para una sociedad donde todo esta regido por las leyes del mercado y de la competitividad, donde no hay sitio para la creación, ya que no se puede ser un loco maravilloso donde todo tiene precio y todo radica en el valor de compra, incluida la dignidad.
by: mmc
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