Sin Nombre. Así se podría llamar el joven humilde estudiante obrero, hijo de obreros y cuya manutención y educación integral, profesional, humanística y universal pagaron los trabajadores de los tiempos difíciles.
Pertenece al fresco pintado por el artista ENRIQUE SEGURA IGLESIAS sobre el escenario del Teatro de la Universidad Laboral de Gijón. Sin Nombre ya no existe. La humedad y el abandono durante décadas por sucesivas administraciones, lo mataron de inanición.
El resto del enorme mural, a merced del agua de la lluvia norteña que se cuela por las rendijas del tejado, correrá la misma suerte. Una suerte muda, oscura, sepultada tras la moderna caja escénica que se ha construido sobre ella.
El "crimen" de ENRIQUE SEGURA, fue pintar esta obra condenada en los tiempos de la dictadura de Franco. No tuvo opción, como tampoco la tuvieron muchos otros artistas si querían crear arte para su Pueblo. Fue el mismo "crimen" que cometió Miguel Ángel cuando pintó la Capilla Sixtina para el Papa Julio II , más guerrero que Pastor de almas; lo dice la Historia. No hubo condena, no tendría sentido, para Miguel Ángel y su obra. Y tampoco tuvo sentido la pena impuesta a Enrique Segura, pero la hubo. La justicia es lenta, el tiempo, más. Ambos pondrán algún día a cada uno en su sitio.
Pero para Sin Nombre, para lo que queda de esa magna obra del pintor español, habrá sido demasiado tarde. También para LAS OCHO COLUMNAS que flanqueaban el escenario, lustrosas, brillantes.... Hoy se resquebrajan y se cuartean, ajadas, a la intemperie, en un prado de la cara Norte. Puede, que hasta ya sea demasiado tarde para salvar nuestra vergúenza...
Pertenece al fresco pintado por el artista ENRIQUE SEGURA IGLESIAS sobre el escenario del Teatro de la Universidad Laboral de Gijón. Sin Nombre ya no existe. La humedad y el abandono durante décadas por sucesivas administraciones, lo mataron de inanición.
El resto del enorme mural, a merced del agua de la lluvia norteña que se cuela por las rendijas del tejado, correrá la misma suerte. Una suerte muda, oscura, sepultada tras la moderna caja escénica que se ha construido sobre ella.
El "crimen" de ENRIQUE SEGURA, fue pintar esta obra condenada en los tiempos de la dictadura de Franco. No tuvo opción, como tampoco la tuvieron muchos otros artistas si querían crear arte para su Pueblo. Fue el mismo "crimen" que cometió Miguel Ángel cuando pintó la Capilla Sixtina para el Papa Julio II , más guerrero que Pastor de almas; lo dice la Historia. No hubo condena, no tendría sentido, para Miguel Ángel y su obra. Y tampoco tuvo sentido la pena impuesta a Enrique Segura, pero la hubo. La justicia es lenta, el tiempo, más. Ambos pondrán algún día a cada uno en su sitio.
Pero para Sin Nombre, para lo que queda de esa magna obra del pintor español, habrá sido demasiado tarde. También para LAS OCHO COLUMNAS que flanqueaban el escenario, lustrosas, brillantes.... Hoy se resquebrajan y se cuartean, ajadas, a la intemperie, en un prado de la cara Norte. Puede, que hasta ya sea demasiado tarde para salvar nuestra vergúenza...
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