@Gropium1 |
En uno de esos días culturales que uno tiene me dio por visitar el museo del Prado. Allí absorto ante tanta belleza y ante tanta minuciosidad me quede observando como el que no quiere la cosa, el cuadro de Las Meninas de Velázquez y concretamente el perro que sus pies estaba tumbado pero cual es mi sorpresa cuando veo que todas esas meninas, meninas reales, empiezan al bailar jotas castellanas al ritmo de una dulzaina como si fueran el populacho en un día de fiesta. Qué sensación mas rara ya que estaba solo ante esos monumentales pasillos abrumado por el arte de todos los tiempos y lugares. Como un tonto seguí observando como el que ve Telecinco en el bar del barrio hasta que esta danza endiabladamente bonita dejó de sonar, y cada una de ellas volvió a su lugar en el lienzo que Velázquez les asignó. Confuso me pregunte ¿esta exhibición será todos los días a la misma hora? como en la COPE con el Ángelus a las 12. No lo sé la verdad pero me gustó ya que creía que era un gran observador afortunado al poder gozar de este espectáculo tan especial solo realizado para mi. Al volver a casa y tomarme las pastillas de la alergia a las malditas gramíneas que cada primavera martillean mi salud, me dio por leer los efectos secundarios y ahí se encontraba las respuesta, no se podían tomar esas pastillas con alcohol ya que uno de sus efectos eran producir alucinaciones. Intenté interiorizar machaconamente esta advertencia de los laboratorios Bayer pero ver bailar a las Meninas era algo que merecía la pena. Valiente como no hay otro, al día siguiente repetiría la hazaña pero esta vez con la maja desnuda del mismo autor porque ya que me juego la vida experimentando sobre mi cuerpo estas bonitas sensaciones quiero por lo menos tener una tarde de sexo aunque sea de una mujer, de una espléndida mujer del siglo XIX.
Gropium
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